Procedencia: Col. Part.
Obra vendida a un coleccionista internacional.
Giandomenico Tiépolo (Venecia, 30 de agosto de 1727 – 3 de marzo de 1804)
Hijo de Giambattista Tiepolo y hermano de Lorenzo Tiepolo, esta saga de artistas venecianos se desplazó a Madrid en 1762 con la tarea principal de decorar al fresco varios techos del Palacio Real.
Durante los ocho años de estancia en Madrid, su producción tuvo dos vertientes fundamentales. Por una parte, realizó una importante labor decorativa en el nuevo Palacio Real, primero como ayudante de su padre en el fresco del Salón del Trono, y más tarde como responsable de la decoración al fresco de siete salas —dos grandes y cinco de tamaño reducido— labor que realizó entre 1763 y 1765. Además, en su etapa española se datan algunas de sus obras al óleo más célebres, en las que se percibe un sorprendente aroma veneciano, como El Burchiello, en el Kunsthistorisches Museum de Viena, o La salida de la góndola, de la colección Wrightsman (Nueva York). Aquí también pintó la mayoría —si no todas— de las cabezas de filósofo y de mujeres jóvenes.
A la muerte de su padre en 1770, y a diferencia de su hermano Lorenzo, quien decidió permanecer en España, Giandomenico abandonó la corte para volver a Venecia, donde desarrolló una interesante y exitosa actividad, tal vez la más significativa y personal de toda su trayectoria. Sus obras más celebradas de esta época tienen un carácter recogido e introspectivo, como el volumen de estampas titulado Catalogo di varie Opere inventate dal Celebre Giovan Batta Tiepolo, publicado en 1772, en el que se reproducen obras de su padre.
De él tomó aspectos trascendentales en su carrera: sus colores terrosos, su aspecto decorativo heredero de Veronés, y, fundamentalmente, un universo de tipos humanos reales, pintorescos, fantasiosos y muchas veces exóticos, producto de una gran imaginación. No obstante, Giandomenico desarrolló paralelamente una obra y una personalidad artística propia que, partiendo de las enseñanzas de su padre, llegó a consolidar una poética personal.
Este retrato maravillosamente conservado y espléndidamente pintado de un hombre barbudo forma parte de un grupo de retratos imaginativos de filósofos y figuras exóticas creados por Giandomenico y su padre Giambattista. Se trata de una cabeza de hombre de aspecto oriental, maduro y barbado, pintado hacia 1768, durante la etapa española del artista. En sentido estricto, no puede ser considerado como un verdadero retrato.
Los cuadros tienen un formato similar de busto y son de tamaño comparable. Todos son composiciones bellamente realizadas de hombres barbados con vestimenta fantástica, como en el ejemplo presente. En esta obra, el hombre, con una postura decididamente confiada, se muestra con una capa de lujoso forro de piel, cerrada con un broche decorado con una máscara grotesca.
El origen de este género de retratos de fantasía constituye uno de los capítulos menos estudiados de la producción de la familia Tiepolo, sin duda por las dificultades para atribuir los ejemplares conocidos a cada uno de los miembros de la saga y a sus numerosos imitadores. Se ha sugerido que al menos algunas de las cabezas fueron pintadas por Giambattista como parte de un encargo específico alrededor de 1757, antes de que padre e hijo abandonaran Venecia para trabajar en Würzburg. Giandomenico iba a utilizar las composiciones de su padre como base para una serie de grabados, La Raccolta di Teste, publicada en 1774 tras la muerte de su padre, así como para sus propias pinturas.
George Knox* formuló una propuesta —hasta ahora no rebatida— por medio de la cual trató de explicar la génesis de estas pinturas. De acuerdo con este investigador, Giandomenico reutilizó para sus aguafuertes material procedente del catálogo paterno, tanto dibujos como figuras sueltas provenientes de pinturas, que convirtió en protagonistas de sus representaciones de filósofos. Además, se sirvió de las cabezas de viejo pintadas por Giambattista. Tanto el padre como el hijo trabajaron en estas composiciones durante varios años.
Mientras que algunas de las cabezas pintadas por Giandomenico de hombres barbudos se derivan de las composiciones representadas en La Raccolta, la presente obra parece ser una invención propia de Giandomenico, probablemente realizada entre 1762 y 1770, mientras todavía se encontraba en España y trabajaba activamente en los grabados. Desde el punto de vista estilístico, una buena comparación es el Estudio de un hombre viejo en el Museo Städel de Frankfurt (inv. 1395), que presenta un collar de piel construido de manera similar y ha sido datado en la década de 1760.
El mundo de fantasía que recrean estas pinturas no pertenece completamente a los Tiepolo, sino que tiene su origen en la centuria anterior, cuando un número reducido de artistas ensayaron —con diversa fortuna— la producción de cabezas de fantasía con hombres barbados de aspecto solemne. El modelo fundamental fue Rembrandt, de quien se obtuvieron sus características generales: hombres de edad con fastuosas e irreales vestiduras y aspecto genérico. Hasta los detalles menores proceden de las estampas del artista holandés, como el rico cinturón que con frecuencia cruza su pecho, adornado con camafeos o miniaturas, como podemos ver en la obra aquí presentada.
Además, no hay duda alguna de que Giambattista, patriarca de la saga familiar, conoció y apreció las dos series de Teste all’orientale del artista genovés Benedetto Castiglione, de sabor inequívocamente rembrandtiano.
Bibliografía:
G. Knox, Domenico Tiepolo: Raccolta di teste, Udine, 1970.
Giandomenico Tiepolo (1727–1804). Diez retratos de fantasía, Fundación Juan March, 2012.